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jueves, 1 de marzo de 2012

El pájaro que no quería ser libre

Había nacido para ser libre. No conocía mas limite que la infinidad del cielo azul. La bóveda que cruzaba de lado a lado todos los días. Cada mañana pasaba volando por encima de la misma casa, y se preguntaba por qué la gente que vivía allí no quería escapar. No se les veía nada contentos. Parecía  que las ventanas que adornaban la casa estuvieran llenas de barrotes que impedían a aquel niño salir de la casa. Pero las ventanas estaban libres y a través de ellas el pájaro podía ver como la mujer no paraba de llorar sin parar y como el hombre no tenía intención de ayudarla... Así se pasó los años mirando aquel niño con ansias de volar. Hasta que un día como otro apresaron al pájaro, lo pusieron entre barrotes y se lo vendieron a una mujer mayor. Entre los barrotes el pájaro veía, con añoranza, el cielo que tantas veces había recorrido, pero también veía a la mujer sonreír, aplaudirle por cada canto, y ver como esta le cuidaba y alimentaba. Un día la puerta de la jaula se abrió. Pero el pájaro, no pensó ni en un momento en salir y volar, pues con el paso del tiempo entendió que no era que niño no tuviera ganas de volar, sino que sabia que había cosas más importantes que eso, y que había gente, que le necesitaba en tierra firme.

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